sábado, 18 de diciembre de 2010

Cerrado, no por vacaciones


Son las doce de la noche y me fumo el quinto del día, y llevo de pie desde las seis. Nunca he tenido menos ganas que ahora de irme a la cama o de quedarme trabajando un rato más. En realidad, ni siquiera tengo ganas de fumar, es un gesto adquirido, un reflejo. Lo suyo sería darse una vuelta, pero… Me he dado seis. Tampoco he tenido nunca menos ganas de viajar, ni de quedarme, es un espejo. Ni de ver llover, ni de que salga el sol. De apetecerme algo, sería leer a Proust. O a Beckett. (A mis clásicos hay que darles un respiro, que, si no, ahora toca Garcilaso, y entonces me muero de pena, y de pena ya voy muerto, y sin embargo redivivo.) Pero estoy cansado, con dolor de dorsales, con el mal humor del abstinente.
(Mañana amanecerá impecable y puntual, ahora que los días se acortan.)
Vacaciones, el traductor autónomo no tiene. Así que cerramos el chiringo por causas. ¿De fuerza mayor? Por causas, punto. No ajenas, ojo. Si podía quedarme donde estoy sin que pasara nada… ¿paqué me voy a que nada pase?
Además, cambio de oficio en unos días y me convierto en transportista Zatopek (Jose Andrés Rojo, querido: no es Zapotek, gran post en tu blog, y el de Kertesz más), me convierto en trasladador sin ladrar de mí mismo, y de mi hija, y de una amiga suya, para pasar los festivos más raros del mundo mundial: voy a pasar las festividades de la compañía bien solo, cerca de la compañía, cuando podía estar acompañado, lejos. Voy a desembalar mi biblioteca.
Casi mil kilómetros para encerrarme en el polvo de mi biblioteca sumergida, de la que hay que disponer, y en un hotel de la periferia de mi ciudad natal. No está mal. Para ser raro, claro.
Disponer quiere decir, no sé si es eufemismo, liquidar. Resulta que hoy no es ayer. Y ayer no es hoy ni de lejos.
Se me va la mano a la caja de tabaco y la mano se para sola. Paqué voy a fumar, si puedo correr pasado mañana como Emil Zatopek. (Jose decía el otro día que sin tabaco me fluyen mejor las ideas traduciendo Sueño. Pero Jose es demasiado caritativo, y me perdona los cabreos. Y traduciendo Sueño mis ritmos de fumador han llegado a cotas de las que más vale que nadie sepa nada, porque andaba con tres manos: dos en el teclado y el ratón, y otra fumando, en una de mis dos bocas, mientras con la otra reñía con Jose, y media docena de pantallas abiertas, más el original, y el diálogo con él. Pero ha sido una bella empresa, como lo es el dejar de fumar.)
Sueño el de anoche, premonitorio: me desvelo a las dos y a las cinco se confirma lo que decía el sueño. Son secretos entre mi hija y yo. Dan un poco de miedo estas cosas, soñar que una cosa pase y que en tan corto periodo pase de verdad.
Sólo espero que entre kilómetros y llegadas y ausencias y desalojos me dé tiempo a terminar la intro a los cuentos de la Dinesen. Ese miedo a entregar no se vencerá nunca. Entregar: deliver the goods. En realidad quiere decir «cumplir». Y a sentarme en una mesa el 27 con una ausencia señalada, impertérrito. Y no echar de menos nada. Vivir es despojarse. Y por los 5 roscos en Cornellà tendríamos los culés que pedir disculpas, y saber que la racha no durará.
Volveremos el año que viene, y el año que viene será ayer. Quiero desear todos los mañanas del mundo a quienes me leen, con el agradecimiento de todos los ahoras.

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