lunes, 20 de diciembre de 2010

Because

Ahora que me enrosco con los audios en las orejas del i-Phone y paseo con mirada asesina y las chicas me miran mejor con mi bufanda cordobesa, verde y azul, aunque luego lo primero que digan es la palabra «marido», con el "mi" delante, chasco al canto, me acuerdo de cuando me tumbaba en un cuarto de la casa de mis padres, con los baffles pegados a las orejas, oyendo a Led Zeppelin (el doble directo,  The Song Remains the Same), Jethro Tull o la Allman Brothers Band (doble directo en el Fillmore East). El final de Cien años de soledad lo leí así, tumbado, con los baffles en las orejas, oyendo Thick As a Brick. Ahora por la playa oigo igual «The Sheltering Sky», de Discipline, King Crimson. Dudo que nadie me mire en el fondo mejor, pero miro mejor el barco inmenso. Dudo que con esta barba de caimán nadie me mire bien, cosa que me da lo mismo. Quiero ver, no que me vean.

Y no logro subir la foto del barco descomunal, que se llama Vega Taurus. Otro que viene con reparos es mi amigo Javi librero, que dice que lo impúdico de este blog le da pudor. Dice también que está de acuerdo con Roberto Valencia ―el crítico más listo que el hambre que hay en plantel― en que la novela del año es la de David Vann, que me guarda y me dará en mano en unos días. Roberto lo dijo antes que nadie. La vergüenza está en los ojos del que mira y en las orejas del que oye, igual que la belleza, aunque yo oiga «High Water», de Dylan, a todo pedo, y la cante a la vez con rabia por el paseo del mar, rabiando. (Beauty is in the eye of the beer-holder: Igu, el juego de palabras que te oí cuando íbamos en mi coche y vomitabas por la ventanilla sigue siendo impagable.) ¿Por qué no la canto con sosiego? Me sosiega en cambio una canción rabiosa, como «Sally Sue Brown».
 Ahora sí ha subido la imagen del Vega Taurus. Pero en las fotos del amanecer he descubierto otra cosa. Cuando se torna rosa el naranja del día en la franja baja del horizonte que nace en el mar es como ella. El azul de la noche que se retira arriba es como yo. Mezclan bien, se complementan según se desagregan.
La impudicia no es la patria de los herederos de Baudelaire, entre cuyas filas no paso de ser soldadito de plomo. Y milito, como Diego, que es el que resulta que le parte la pierna a su hermano Gabi. ¿O fue al revés? El que mira (beholder) es el que sostiene la cerveza (beer-holder), para los profanos. Y se la bebe, claro.
Me tomo media mañana libre, que me la he ganao. Me voy a Vera a cambiar el jerséi demasiado ceñido por otro que me haga menos gordo o embutido. El amanecer de hoy ―ya se lo dije a Jose― ha sido pa perder el seso. Literalmente increíble. O a lo mejor es que de tanto ver amaneceres se convierte el amanecer en mi prime-time televisivo. Eso que salgo ganando. Eso que galgo sangrando.
Vendrá lenta la tarde. Traerá otra lente la tarde. La guerra contra el humo pulmonar sigue su curso aunque sea tarde. «Death is Not the End», dice Dylan ahora a todo pedo en mi audio, y no oigo más. Pero en esto el genio de Minnesota no anduvo muy fino. (Por cierto: ¿por qué al meter un «uno no» no hay escritor español que no sepa hacer un hipérbaton para evitar la cacofonía del «no - no»? ¿Por qué un señor Premio Nacional flamante como Adam Kovacsis comete el error ―grave― de decir todavía que Beckett fue secretario de Joyce? ¿Por qué no se informa uno mejor? ¿Por qué algunos lo sabemos todo y otros no saben nada? ¿Por qué no sabemos nada unos y otros lo saben todo? ¿Por qué los otros juegan con ventaja, sepan o no? ¿Por qué llama mi hija ahora preguntando el porqué? ¿Por qué ha de haber un para qué en cada una de nuestras acciones? ¿Y si no hay para qué, por qué? Just because, aunque sea injusto y no haya porqué.)
Cierro el paréntesis. De finuras ahora no voy a hablar, bastante cubista voy, y eso en prosa sólo es por la prisa que apresa. Because a veces significa "porque sí",  sin más. Pero eso lo sabe bien mi hermano Juan. But...

2 comentarios:

  1. Buenas tardes, veo que le ha cogido un cierto gusto también a escribir en días pares.. Y yo me alegro. Es un placer leerle.

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  2. Más me alegro yo de que me lea usted, señora desconocida. Todos los días del año, a la hora de escribir, son impares. Todos los días son calcetines dispares. Todos los lectores como usted son impagables, le agradezco su dedicación impar. He querido decir sin par.

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